Repasamos algunos errores en diseño gráfico que debes evitar
Ser diseñador gráfico no es una tarea fácil. Si bien es una profesión donde prima la creatividad, la originalidad y la intuición, detrás hay muchas horas de duro trabajo, planificación y estudio.
Nuestro Equipo de Marketing estuvo relevando mediante la observación y el feedback de los proyectos que nuestro Departamento de Diseño Gráfico estuvo trabajando durante el 2018 para determinar que errores debe evitar caer un profesional del diseño. Acá los resultados de la investigación:
No seguir un brief
Es importante limitar las ideas y los objetivos que se desean alcanzar. Este documento recoge los datos sobre el proyecto, los requisitos y preferencias del cliente. No tenerlo como apoyo nos hará caer en la improvisación y en la perdida de tiempo. En EtiquetAr hemos elaborado una serie de preguntas guías que nos ayudan a entender los objetivos de los cliente en caso que estos no dispongan de un brief. Te recomedamos hacer lo mismo.
No prestar atención a lo que el cliente nos dice
Si bien el cliente nos cofía el proyecto y que vamo a realizar el mejor trabajo posible, es importante no evadir el contacto con él y escuchar sus opiniones. Si trabajamos en conjunto el proyecto llegará a resultados inpensados.
Olvidarse de ser simple y sencillo
Un diseño sencillo puede resultar más efectivo si se realiza con ingenio.
Olvidarse de planificar
Es aconsejable establecer tiempos de trabajo y descanso para mantener un ritmo que te permita mantenerte sano y creativo. Evita el agotamiento.
Plagio
Nuestra área de calidad se ocupa de supervisar este punto. No está mal en que te inspires en el trabajo de otros diseñadores, pero recuerda que eres tú quien debe aporta ingenio y originalidad al proyecto.
No educarse
Un diseñador debe estar siempre actualizado en tendencias, aplicaciones y herramientas. El cambio en este rubro es constante por lo que mantenerse informado y en continua aprendizaje ayuda a ofrecer lo mejor y lo último a los clientes.
No firmar contrato
Es fundamental contar con un contrato de trabajo que obligue legalmente al cliente a abonar la cantidad acordada por el proyecto, así como que refleje todas las condiciones que se acuerden entre ambas partes.